Navidad es un momento para reunirse en familia. ¿Qué sucede cuando acabas de empezar una relación?
En los comerciales, la Nochebuena es una mesa llena de comida rica y un arbolito rodeado de regalos. En la Biblia, la Navidad es un misterio íntimo alumbrado solo por una estrella. La mamá de María no estaba preocupada porque el pavo se iba a secar mientras esperan a que José volviera de visitar a su papá. Y Rodolfo, el reno, no está de malhumor porque tiene que pasar la noche conduciendo de una casa a otra para abrir regalos.
Pero cada año, las fiestas decembrinas suponen conflicto y tensión por distintos motivos. Un error frecuente, dice el psicólogo Fernando Lama, de la Universidad Norbert Wiener, es «dar por sentado que por ser Navidad todo será glorioso y lleno de magia y asumir que la pareja querrá hacer las mismas cosas que nosotros». Durante diciembre, las parejas suelen discutir en promedio cuatro veces al día, de acuerdo con una encuesta del 2011 hecha por Seddons, un estudio de abogados londinense. Y aunque en la vida real no todo sea tan armonioso como un villancico ni tan dulce como un panetón, es posible llevar las fiestas en paz al interior de tu relación.
ASUNTO DE DOS
Las celebraciones en Latinoamérica suelen ser multitudinarias: primos, sobrinos y nietos se reúnen una vez al año para compartir. Con tantos involucrados es común que exista fricción. ¿Con quién pasarlo? «Esto parece un problema sin solución y lo más usual es la de ‘este año con mis papás, el próximo con los tuyos’. Pero la vida no siempre sigue un orden estricto. Y las decisiones pueden variar. Ha de existir mucha comunicación, apertura, sinceridad y madurez para discutir este tema», indica el psicólogo Lama. Una regla es no tomar decisiones sin consultarlas y consensuarlas con tu pareja. Antes de aceptar cualquier plan para las fiestas, hablen en privado de sus expectativas y deseos. Eviten tener esta conversación por ejemplo, delante de tu familia política durante un almuerzo, pues cabe la posibilidad de que accedan por compromiso o presión. Si alguno de los dos tiene hijos de una relación anterior, es importante respetar los acuerdos previos para no estresar a los niños. También es importante que establezcan su independencia y autonomía respecto de la familia extendida. Considera que una negociación no es una competencia; no hay perdedores y ambas partes deben ceder en algo. Agrega Fernando Lama: «olvídense de los ‘nunca’, ‘siempre’, ‘tu mamita’ y aquello que ofenda. La clave se encuentra en la anticipación con que se tome la decisión. Esto permite suficiente tiempo para que los familiares no hagan otros planes y que cualquier persona que sucumba a la desilusión lo asimile».
DISTANCIAS Y FINANZAS
El desafío de viajar durante las fiestas es cada vez más frecuente, pues en el mundo hay 230 millones de personas que no viven en su lugar de origen. Para estas familias, la planeación anticipada es clave, así como la previsión financiera.
Concepción, una consultora de 37 años, comenta que durante sus primeros años de casada, sus suegros enviaban un ticket de avión para que su esposo -canadiense- los visitara durante fiestas. «Entonces no teníamos dinero para visitarlos ambos, pero me molestaba que hicieran esa distinción». Hoy reflexiona que le hubiera gustado que su esposo rechazara aquellas invitaciones: «Como cada uno pasaba navidades por su lado, nos tomó más tiempo -y un par de hijos- consolidar nuestras propias tradiciones familiares», agrega. Hoy viajan solo si pueden hacerlo juntos.
Hace casi 40 años, Leonel y Alicia encontraron la solución al mismo dilema en el bolsillo del pantalón de él. Sus familias vivían a cuatro horas de distancia y en su primera Navidad juntos decidieron que eligiera el azar: lanzaron una moneda al aire. Esa vez pasaron Nochebuena en casa de los padres de él y Año Nuevo con la familia de ella. El año siguiente celebraron en el orden inverso. Dicen que durante casi dos décadas se ahorraron el estrés de decidir cada año. Cuando el padre de Leonel murió, se replantearon ese acuerdo en función a la nueva realidad familiar.
RITUALES NUEVOS Y ANTIGUOS
Existe una gran carga simbólica en las fiestas, independientemente de si las familias son creyentes o no. Tal vez en la familia de él acostumbran ir a la iglesia para Nochebuena. O en tu casa suelen entonar melodías cursis desde que eras pequeña. Todas estas tradiciones tienen un valor que tal vez tu pareja no comparte, pero que forman parte de la infancia de cada uno y que deben respetarse. El psicólogo Lama apunta: «la tradición no pasa por hacer las mismas cosas copiadas exactamente año tras año. Cuando se actúa ‘en automático’ no afloran los sentimientos propios, y lo que es aun más grave: se ignoran los de la pareja Es importante preguntar, imaginar, inventar...». Por su parte, la terapeuta Ivanna Barreda propone -si es posible- una alternativa para la primera Navidad de los recién casados: «Consideren la posibilidad de hacer una reunión pequeña en casa de los recién casados para la familia cercana o los padres...». Si hay un espacio adecuado, puede ser el comienzo de una bonita tradición con las familias de ambos. Sin embargo forzarlo resultaría incómodo para todos. Añade Barreda que suele ser complicado para las parejas nuevas afrontar esta situación, pero que conforme pasan los años y las familias se acoplan, es posible disfrutar la época y compartirla, ya sea solos o en pareja.
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