Este compuesto se usa tanto en belleza como en salud, repostería y el aseo del hogar. ¿Es cierto todo lo que se dice de él?
Dientes blancos, cabellos brillantes y sedosos, cocinas impecables, refrigeradoras inodoras, queques deliciosos y, sobre todo, perfectamente levados (inflados)… todo esto y mucho más prometen las recetas caseras con bicarbonato de sodio que se encuentran por montones en Internet. Junto con estas soluciones a problemas de belleza y a otros más domésticos, como la limpieza de enseres y objetos del hogar, aparecen soluciones a males estomacales y digestivos e incluso, a enfermedades más delicadas como el cáncer. ¿Es cierto todo esto? ¿Debemos confiar en estos remedios que ofrece ‘doctor’ Google? ¿Qué poderes tiene este químico?
El bicarbonato de sodio (o bicarbonato de soda o bicarbonato sódico) es una sal de ácido carbónico que se obtiene gracias a un proceso químico. Es blanco cristalino y es soluble en el agua.
A pesar de emplearse hace más de un siglo para fines caseros y curativos, los expertos recomiendan tomar con prudencia la serie de fórmulas que circulan por Internet. «El efecto del bicarbonato –como álcali [con propiedades alcalinas]– consiste, según el material con el que haga contacto, en mantener o aumentar el pH. Además actua como un agente abrasivo», explica Marco Gutiérrez, ingeniero químico de la Universidad Nacional de Ingeniería, UNI. «Antes de emplearlo conviene estar correctamente informado sobre sus bondades para aprovecharlo mejor», precisa Gutiérrez. Su uso en la limpieza del hogar está aceptado porque es inocuo. Sin embargo, su aplicación en tratamientos de belleza y de salud aún es visto con circunspección. Veamos algunos casos.
Usos probados y aprobados
Para la limpieza del hogar: mezclar tres medidas de bicarbonato con una de agua y untar esta mezcla pastosa en utensilios de cocina, dejar actuar unos minutos y restregar después con un cepillo o una esponja mojada en agua (lavavajilla o detergente, si se prefiere) dejará estos objetos relucientes y sin mancha alguna.
Colocar en la refrigeradora medio vaso de bicarbonato de sodio o un paquete de bicarbonato abierto durante toda la noche, elimina malos olores.
Echar el bicarbonato directamente sobre las superficies de la cocina (mesas de trabajo –de mayólicas, de granito, de cuarzo, etcétera– o sobre la cocina) y frotar con ayuda de una escobilla, quita manchas de grasa y las deja inmaculadas. Lo mismo ocurre si se realiza esta práctica de limpieza en duchas, tinas o lavabos del baño.
Mezclar dos cucharadas de bicarbonato por cada taza de detergente para lavar la ropa, justo antes de empezar el lavado, ayudará a ablandar las prendas y librarlas de metales pesados que contienen algunos detergentes. Es recomendable el uso, sobre todo, en el lavado de ropa de bebes, cuyas defensas aún están en desarrollo. De la misma manera, el bicarbonato actúa para blanquear prendas y accesorios de color claro que estén percudidas.
No recomendados
Juan Carlos Camacho, director del departamento de Odontología de la Clínica Internacional, en referencia a la receta mágica que encontramos en Internet (aplicar el bicarbonato con unas gotas de agua), explica que esta puede aplicarse excepcionalmente y de manera controlada cuando no se tenga pasta dental. Si el objetivo es blanquear los dientes, hay que tener cuidado, pues el bicarbonato de sodio podría erosionar el esmalte de las piezas dentales de forma irreversible. «Lo mejor es recurrir a un tratamiento odontológico asistido por un especialista», puntualiza.
Tampoco está demostrada su efectividad en la limpieza del cabello. La mezcla de bicarbonato, limón y vinagre de manzana, si bien ha sido probada por entusiastas y atrevidas mujeres, también tiene sus detractores. Entre ellos se cuenta a la dermatóloga Betty Sandoval. «El uso de estas recetas es una moda peligrosa que incrementa el riesgo de infecciones y puede generar graves daños a la salud, como la alopecia o caída de cabello, dermatitis alérgica, irritaciones en el cuero cabelludo, picazón y resequedad.
El shampoo es un elemento importante para la higiene del cabello, ya que elimina la grasa generada por las glándulas sebáceas, la cual es importante limpiar porque allí queda atrapada la suciedad y sustancias que pueden generar infecciones. Lo ideal es usar un shampoo neutro recomendado por un dermatólogo, ya que el especialista evalúa e indica el shampoo adecuado al tipo de piel», finaliza.
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