Según un estudio publicado en la revista ‘Current Biology’ por científicos austriacos, los perros pueden distinguir entre rostros humanos felices y enojados.
La investigación consistió en realizar diversos intentos donde se observaba a los canes y se trataba de comprobar la teoría.
Asimismo, en el 2012, algunos investigadores húngaros sostuvieron que los perros y niños comparten habilidades cognitivas similares para leer expresiones humanas.
Corsin Müller de la Universidad de Medicina Veterinaria de Viena, sostuvo, “Creemos que los perros en nuestro estudio podrían haber resuelto la tarea aplicando sólo su conocimiento de las expresiones emocionales de los seres humanos a las imágenes desconocidas que les presentamos”
Asimismo, para realizar el análisis, los investigadores entrenaron a perros para discriminar entre imágenes de la misma persona con cara feliz o enojada, y se les premiaba cuando lo hacían bien.
Durante dichos casos, a los perros se les mostró sólo la parte superior o la mitad inferior de la cara. Después de ser adiestrados con 15 pares de fotos, las capacidades discriminatorias de los perros se ensayaron en cuatro tipos de pruebas: incluyendo la misma mitad de las caras del entrenamiento previo, pero de caras nuevas; la otra mitad de las caras utilizadas en el adiestramiento; la otra mitad de las caras nuevas; y la mitad izquierda de las caras utilizadas en la preparación.
Finalmente con el estudio se logró comprobar que los perros eran capaces de hacer dicha distinción. Asimismo, se demostró que no sólo podían aprender a identificar las expresiones faciales, sino que también eran capaces de transferir lo aprendido en el adiestramiento a las nuevas señales.
“Nuestro estudio demuestra que los perros pueden distinguir expresiones de enojo y felices en los seres humanos, pueden saber que estas dos expresiones tienen significados diferentes, y que pueden hacer esto, no sólo con las personas que conocen bien, sino incluso con las caras que nunca han visto antes”,*dice Ludwig Huber, autor principal y jefe del grupo del *Instituto de Investigación Messerli de la Universidad de Medicina Veterinaria de Viena.
Los perros eran más lentos en aprender a asociar una cara enojada con una recompensa, lo que sugiere que ya tenían una idea basada en la experiencia previa que lo mejor es mantenerse alejado de las personas cuando les miran enojados.
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