1. Alteraciones en los genitales
En la postmenopausia, la progresiva y constante falta de estrógenos termina por afectar, a la mayor parte del aparato genitourinario (vulva, vagina, útero o matriz, vejiga y uretra) y a la piel.
Esta carencia estrogénica produce en estos órganos importantesalteraciones atróficas y una pérdida significativa del colágeno (elemento de sostén en la piel).
Con las alteraciones atróficas, la región vulvar se vuelve más sensible, no siendo raro la sensación de picor o quemazón. La secreción que mantiene la habitual humedad vaginal disminuye sensiblemente e incluso a veces desaparece.
La vulva y la vagina presentan pues una sequedad y son más frágiles, favoreciendo la aparición de infecciones de vulva y vagina (vulvovaginitis)y de cuello uterino (cervicitis) y de pequeñas fisuras que pueden producir sangrados vulvovaginales. Las relaciones sexuales pueden ser molestas o incluso dolorosas (dispareunia).
Las alteraciones atróficas en la mucosa de la vejiga y la uretra favorecen la aparición de quejas como la urgencia urinaria, el aumento de la frecuencia urinaria diurna (polaquiuria) y/o nocturna (nicturia), y la infección, conocida como cistitis, que con relativa frecuencia aparecen de forma repetida.
2. Alteraciones en la piel
Aunque la piel envejecida no es en si una enfermedad, puede tener bajo un punto de vista psicosocial, efectos negativos para la mujer.
El proceso de envejecimiento de la piel cuenta con algunos factores agravantes, que funcionan acelerando e intensificando el proceso del paso de los años. Entre éstos, además de la polución, la exposición excesiva a los rayos solares y el tabaco, está la carencia de estrógenos tras la menopausia, que incrementa la pérdida de colágeno iniciada por el propio proceso de envejecimiento desde la tercera década de vida. De modo que, la piel de la mujer menopáusica presenta un progresivo proceso atrófico, que produce su adelgazamiento. Su aspecto es de sequedad, por estar más deshidratada y menos grasa y de rigidez, ya que también se produce una importante pérdida de su tejido elástico. Además, como una alteración postmenopáusica a medio/largo plazo, y una vez superado el hiperandrogenismo que hay en las primeras etapas del climaterio, que puede ocasionar un eventual aumento del vello facial, se encuentra una marcada disminución de la pilosidad, pubiana y axilar. |
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