Es un hecho que muchas de esas creencias carecen de sustento científico o proceden de fuentes poco confiables. Para romper de una vez con esas falsas creencias hemos preparado este post, basado en información científicamente comprobable, que pone al descubierto muchos de esos mitos existentes en los hábitos alimenticios.
Hay que comer mucho pescado.
El pescado nos aporta proteína de buena calidad y ácidos grasos omega-3, una de las grasas saludables que debemos incluir en la alimentación.
¿La sal engorda?
La sal retiene líquido en nuestro cuerpo, pero no genera grasa corporal. El agua retenida aumenta el peso corporal, pero, en el momento en el que dejamos de comer sal en exceso, recuperamos el peso inicial.
Los carbohidratos naturales vienen unidos a la fibra en muchos casos, como en los cereales enteros o integrales de grano como centeno, cebada, que no engordan.
Hay que comer mucha fruta y verdura cada día.
Pues sí, pero si te comes 3 kilos de fruta, no sólo engordarás, también puedes acabar con alteraciones de glucosa y una prediabetes. Pero no debes pasar de 5 piezas de fruta, variada, de temporada, cruda y contando lo que tomas en jugos.
¿El pan engorda?
Está en función de la cantidad y de la variedad. El mayor problema está asociado a que solemos acompañar el pan con mantequilla, mermelada, chicharrón o camote frito. ¡Pero una rebanada de pan al día no hace daño!.
¿Los productos integrales engordan menos?
Tienen exactamente la misma composición que los hechos con harina refinada, sí, aunque no de forma espectacular. 100 gramos de pan blanco aporta 260 kilocalorías, mientras que 100 gramos de pan integral aporta 230 Kcal. La diferencia radica en que el harina integral es más rica en fibra, vitaminas y minerales.
Los alimentos Light adelgazan
La idea de que los alimentos Light pueden comerse sin límite NO ES CORRECTA, como tampoco lo es el creer que este tipo de alimentos te ayudarán a perder peso con tan solo comerlos.
Cuanto más sudas, más grasa quemas.
Pues depende de cada uno, aunque en general, sudar es un indicador de que el metabolismo está activo y generando energía térmica por el ejercicio, lo que pone en marcha el mecanismo de refrigeración que es el sudor.
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