Para todos los padres, la felicidad de nuestros hijos es una cuestión muy importante. Ideamos un mundo maravilloso, aunque después despertemos y tengamos que volver a la vida real. Según estudios hechos, el 10 por ciento de la felicidad se debe a las circunstancias vividas.
Personalmente opino que la felicidad es una forma de estar, es un ánimo que hace que todo lo que miremos y palpemos sea bonito, positivo y cien por ciento agradable. Todos queremos que nuestros hijos sean felices y es algo clave que no puede posponerse. La felicidad habita en el presente, en el ahora.
Conseguir que nuestro hijo sea un niño feliz es una de nuestras principales metas, aunque no siempre es fácil. Luego de tantos momentos difíciles y de aprendizaje en nuestras vidas estamos en una etapa tan deliciosa que siento que contagio a las demás personas con mi alegría.
Como padres, propiciarle espacios para que la felicidad pueda darse ahora en su vida es algo primordial. Una de las cosas que nos hacen estar más felices es mirar a Fabio sonreír constantemente, es muy gratificante el poder facilitarle el acceso a la “libertad”, esa libertad en la que pueda correr en el parque sin miedo a que algo malo suceda, vivir en un área de disfrute familiar, rodeados de imponentes edificios, hermosas casas y en el centro un pulmón natural. Es divino estar en una ciudad llena de ilusiones, de historia, de bondad, progreso, junto con una urbe cosmopolita ávida de futuro.
Permitir a nuestros hijos jugar, reír, experimentar, correr, bailar, pintar, tirarse al suelo, preguntar, construir, tener autoestima, etc. en un entorno respetuoso, lleno de amor y cuidado es permitir el acceso al goce que significa estar vivo y hacerlos felices… son momentos que como padres debemos darles ¿Es tu hijo feliz?
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